jueves, 28 de febrero de 2013

"Mes enfants, nous avons perdu la tête"

El niño asturiano escuchó el lamento de la Madre superiora que dirigía el colegio; sin embargo no lo entendió, su cabeza seguía en el mismo lugar, al igual que la de sus compañeros. Muchos años después, la vida lo llevó a estudiar derecho en la Universidad de Oviedo, combatir en la Guerra Civil española y exiliarse primero en el sur de Francia y después en México. Julio  César Morán  García-Robes se regocijaba al contar esa anécdota de infancia a sus alumnos de Historia, cuando mencionaba la muerte de Benedicto XV.