Ha vuelto la calma después de una tempestad, tal vez levar las anclas en ese instante no era lo más razonable, quizá buscaba otro accidente en la navegación, probablemente esperaba embelesarme con las voces entonadas de las sirenas para hundirme con ellas en el mar. El desenlace lo narra Julio Torri en esta prosa poética:
"¡Circe, noble diosa de los hermosos cabellos! Mi destino es cruel. Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí".
martes, 11 de diciembre de 2007
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