jueves, 3 de abril de 2008

Recuento

La tranquilidad de nuestra navegación nos lleva a reflexionar, esperamos que por última vez, en lo que arrastró la tempestad. En palabras del poeta Manuel José Othón

Quise entrar en tu alma, y ¡qué descenso,
qué andar por entre ruinas y entre fosas!
¡A fuerza de pensar en tales cosas
me duele el pensamiento cuando pienso!

¡Pasó!... ¿Qué resta ya de tanto y tanto
deliquio? En tí ni la moral dolencia,
ni el dejo impuro, ni el sabor del llanto.
Y en mí ¡qué hondo y tremendo cataclismo!
¡qué sombra y qué pavor en la conciencia
y qué horrible disgusto de mí mismo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu gusto por el siglo XIX sigue intacto como las lozas que tapian la historia del buen tono.
Saludos

Anónimo dijo...

Huidobro debería ser el faro de tus océanos de su Altazor:

Los veleros que parten a distribuir
mi alma por el mundo
Volverán convertidos en pájaros
Una hermosa mañana alta de muchos metros.