lunes, 21 de abril de 2008

Visión

Debemos a la pluma de Octavio Paz la sensación de esta tarde

El cielo se desangra en el cobalto
de un duro mar de espumas minerales;
yazgo a mis pies, me miro en el acero

de la piedra gastada y del asfalto:
pisan opacos muertos maquinales,
no mi sombra, mi cuerpo verdadero.

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